Lo habíamos visto en fotos, en la tele, pero no nos atrevíamos a descubrirlo por nosotros mismos. Al final, nos armamos de valor y nos fuimos a la playa. La sensación fue increíble. Por primera vez en mi vida sentí tristeza en Liencres. Devastador el poder de la naturaleza. Ya casi era de noche, así que decidimos volver al día siguiente para poder verlo mejor. Las dos playas han sido muy afectadas, pero fundamentalmente Canallave, "la nuestra". Espero que como sea, del modo que sea, todo vaya volviendo a la normalidad porque queremos verano en Canallave. Solidaridad con toda la costa cántabra, la más afectada de todas.
El problema es que los cuentos no se hacen realidad, las otras historias, esas que comienzan en noches oscuras y tormentosas y tienen un final atroz, son las que parecen convertirse en realidad.